El himno de Portugal resonó como una haka antes de comenzar el encuentro. El pabellón multiusos de Paredes estaba lleno, Portugal no podía permitirse otra derrota si quería llegar a la final y sus jugadores lo sabían. Rodrigues, Alves, Girao… Todos salieron a por la gloria. El juego arrancó veloz, dos equipos con planteamientos muy similares que se caracterizan por generar mucho peligro a nivel ofensivo. Italia se adelantó en los primeros minutos con un error defensivo de los lusos que dejaron a un atacante solo detrás de portería (0-1). Los transalpinos movían la bola y entraban a portería con mucha explosividad. El encuentro parecía una batalla campal. Los dos conjuntos atacaban continuamente, mostraron tener muchísima calidad individual, se valieron de regates, quiebros y otras artimañas para salir de la presión y acabar sus ataques en portería. Gnata y Girao, metas de Italia y Portugal respectivamente, hicieron una gran primera parte, el luminoso que permanecía con un solo gol, lo confirmaba. Hacia el final de la primera mitad los lusitanos consiguieron igualar el resultado para irse al descanso más aliviados (1-1).

La segunda parte arrancó favoreciendo a los italianos. Alessandro Verona encajó el segundo gol para la transalpina saliendo a la contra como un misil (1-2). Si la primera mitad ya había sido ofensiva, la segunda fue un sálvese quien pueda. Contras muy seguidas ataques rápidos y posesiones cortas que casi siempre acababan en portería. Los lusos salieron más inspirados en el segundo tiempo. Helder Nunes no tardó en volver a empatar a los suyos (2-2). Los portugueses estaban más metidos en el partido y las circunstancias se les pusieron de cara para adelantarse en el marcador, no les hizo falta esperar demasiado. Gonçalo Alves colocó un disparo perfecto en la escuadra de la portería italiana, que puso a los anfitriones por delante (3-2). La Squadra, a estas alturas de la película, ya se sabía capaz de neutralizar a los portugueses, Federico Ambrosio contribuyó a la tarea y empató subiendo un tanto a favor de los italianos (3-3). El estadio rugía con cada ocasión de Portugal, que sumando a la grada tenía seis jugadores en el campo. El martes, España recalcaba la importancia de las bolas paradas para ganar un partido, Italia, en ese sentido, ha tenido un as en la manga todo el campeonato. Domenico Iluzzi desequilibró el marcador a falta de 11 minutos con un penalti (3-4). Los portugueses tenían que remar de nuevo contra marea y contrarreloj. El universo quiso compensarles y le puso una ocasión de oro a Gonçalo Alves, una directa que falló ante la portería de Ricardo Gnata. No importó mucho, Alves se resarció con un penalti que empató el partido a falta de tres minutos (4-4). Quedaba un suspiro y las dos selecciones necesitaban los puntos para soñar con la victoria. Portugal presionó con todo, hasta cuatro jugadores se lanzaron a por la bola mientras atacaban los italianos. Helder Nunes y Gonçalo Alves tuvieron dos mano a mano en el último minuto pero el tren se les fue en la cara y el partido acabó en tablas.

Portugal - Italia 4-4 (1-1)

Pavilhão Municipal de Paredes. - Arbitros: Fernandez, Mayor.

Goles: 2° Verona 0-1, 23° Rodrigues 1-1, 28° Verona 1-2, 29° Nunes 2-2, 32° Alves 3-2, 35° Ambrosio 3-3, 39° Illuzzi 3-4, 47° Alves 4-4.

PORTUGAL: Girão, Henriques; Magalhães, Nunes, Rodrigues, Costa, Silva, Alves, Rafael, Pinto.

ITALIA: Gnata, Barozzi; Illuzzi, Ipiñazar, Ambrosio, Verona, Cocco, Gavioli, Malagoli, Compagno.

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