Calafell está en una final europea. Los de la playa y el castillo se clasificaron con todas las de la ley venciendo a Lleida por 2-3.      El encuentro estuvo protagonizado por una tensión creciente todo el tiempo y tácticas conservadoras que permitieron un marcador muy ajustado.

Lleida además tuvo que jugar sin su capitán Andreu Tomás que espera el nacimiento de su hijo y no ha podido jugar la última final europea de su carrera. La baja de Tomàs sin duda caló en el vestuario blanquiazul, que salió con un as menos en la manga. No fue así con Calafell que sacó a la pista el equipo de gala y jugó como siempre para ganar como nunca.

El juego se desenvolvió algo lento en la primera parte y los equipos se fueron estudiando, tentando con algún disparo desde fuera y por las bandas, pero sin arriesgar demasiado. Sergi Miras interrumpió el ritmo del juego con un gol en el minuto 23 por el rebote de un penalti, pero a pesar de ello, el juego siguió sin sobresaltos y con mucha concentración en ambas partes.

Jordi Badía empató el marcador en el minuto 13 con un golazo de diagonal que Calafell no defendió bien. La pista de Paredes es grande y los dos equipos comenzaron defendiendo con el clásico 6’25 - un pelín cerrado en el caso de Calafell- que permitió a Lleida abrir pista y buscar una diagonal cogiendo a los verdiblancos demasiado atrás como para tapar el disparo. Xano Edo mostró un gran nivel, pero le fue imposible detener el gol.

Con el 1-1 en el marcador la intensidad creció bastante y el partido subió una o dos marchas. Los jugadores generaban más ocasiones y la bola se movía más rápida. Calafell aprovechó este aumento de la velocidad para marcar su segundo gol fruto de buscar y buscar. Tras casi una posesión entera moviendo con buen ritmo lograron encontrar un pase en la banda para Jan Escala que estaba solo y aprovechó la ocasión. La defensa de Lleida cometió el pecado capital de fijarse demasiado en la bola y dejar sola su espalda.

El encuentro se desenvolvió sin demasiadas faltas, pero con mucha intensidad y cambios tácticos menores como subidas y bajadas de presión o el enfoque de las ofensivas, más centradas a veces en las bandas o en la propia área. Lleda volvió a empatar el partido, pero a falta de tres minutos y tras una azul a Calafell que Lleida desperdició, Martí Casas marcó el gol de la victoria tocando un disparo de Humberto Mendes y dio el pase a los verdiblancos a la final.

Sin duda, un partido histórico, no solo por la victoria de Calafell, también por la caída de Lleida en su competición estrella tras ganar tres trofeos consecutivos.

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