Lucas Martínez ha ido ganando terreno en la plantilla de la selección argentina, que dirige José Luis Páez. Su dominio de bola en velocidad, su visión de juego y su técnica exquisita lo han llevado a una larga trayectoria en Europa, coronada con títulos en su club, el Oliveirense, pero también con la albiceleste. Por eso hablamos con él, tras conseguir la Copa de las Naciones: 

¿Qué conclusiones y sensaciones te quedan después de ganar la Copa de las Naciones?

Ganar algo con la selección argentina es el orgullo máximo al que puede aspirar cualquier deportista. Es una alegría inmensa, poder contribuir a que la selección consiga un título".

En lo personal, se te nota cada vez más afianzado en el equipo, ganando participación y protagonismo. ¿Cómo te sentís vos?

Adentro o afuera de la cancha, me sentí muy bien y muy cómodo. Tenemos un grandísimo grupo y eso hace que las cosas sean muy fáciles. Estoy muy contento, ha sido una excelente copa para todos, con un excelente grupo. Eso hizo suplir la falta de entrenamientos.

Ganaron todos los partidos por 2 o más goles, incluso si comenzaban perdiendo. ¿Cuáles fueron las claves para conseguir eso?

Lo que nos caracteriza a los argentinos en general es que tenemos mucha llegada, somos muy verticales hacia el arco. Eso hace que tengamos ocasiones, después hay que meterla. Pero creo que en esta copa se demostró eso, que todos generamos y que todos podemos ayudar a sumar en el marcador. No dependemos de que alguien tenga que hacer los goles, porque todos podemos hacerlos en cualquier momento.

¿Este título los convierte en los máximos candidatos para ganar el Mundial?

Argentina, en este deporte, siempre es candidata, como lo son otras potencias también. Sabemos la responsabilidad que tenemos, sabemos quiénes somos, pero también sabemos que solo lo vamos a conseguir con humildad y mucho trabajo. Hay un nivel altísimo en las otras selecciones y eso quedó demostrado en esta Copa, y en cada Mundial o Europeo.

¿Cómo te sentís en el Oliveirense? ¿Cómo es tu relación con el club, la afición?

En Oliveirense me siento muy cómodo. Estoy hace 4 años y me siento muy bien. En Oliveira se respira el deporte, pero hacía mucho tiempo que la gente no se sumaba mucho al hockey. Pero este año hemos conseguido que se acerque, y eso se disfruta. El día a día, en la ciudad, en el café, en el supermercado, la gente te habla del partido y eso es muy lindo. Mi hija nació acá, la relación con el club es muy buena. Estamos aprendiendo mucho y disfrutando de este año, que me ha ayudado mucho a seguir creciendo. 

¿Cómo ves la llave con el Trissino por la Champions?

Quedó ese sabor amargo en Italia, que no pudimos mantenerlo, luego de ir ganando 4-2. La vuelta va a ser complicada. Pero nuestra mentalidad es la misma, jugamos a ganar y nada más. En el hockey uno no está muy acostumbrado a estas llaves ida y vuelta con sumatoria de goles. No podemos especular porque nos puede salir mal. Ahora es a un solo partido y el que gana pasa. La Champions es una motivación especial.